Esta habilidad no solo implica identificar un problema, sino también analizarlo, generar soluciones viables, evaluar esas soluciones y tomar la decisión más adecuada.
La toma de decisiones efectiva se basa en la recolección y el análisis de información, la evaluación de riesgos y beneficios, y la capacidad para prever las consecuencias.
Los equipos deben ser capaces de tomar decisiones de manera colaborativa y resolver los conflictos de manera constructiva para evitar que afecten el progreso del trabajo.